«Nadie sabe qué ocurre en el instituto. Estudiantes y profesores corren por el edificio e intentan salir a toda costa mientras resuenan estallidos similares a disparos... Pero eso no es posible, ¿verdad? Una chica en la calle asegura que los ha visto entrar y, sí, iban armados. Otro alumno tiembla en la biblioteca tras haber presenciado una escena que jamás olvidará. Y John... ¿Dónde está John? ¿Por qué, cuando todos se esfuerzan por huir, él recorre los pasillos en dirección a los disparos? Tal vez él quiera contarlo. Porque esta es la historia de John. Y la historia de John es la historia de Columbine. O quizá no tanto».
Este libro me ha impactado. Es que no os podéis hacer a la idea de cuánto y a cuántos niveles, pero lo ha hecho. La flor de fuego es mucho más que una simple novela de ficción: es una ficción que realata una realidad. Alba Quintas, en el propio libro, afirma que se inspiró en la tragedia de Columbine para desarrollar toda la historia, y aunque tiene una parte de ficción, su trasfondo es, por desgracia, muy real. y eso es lo que, en un primer momento, me ha puesto los pelos de punta al comenzar a leer la historia.
La flor de fuego nos presenta a John, quien será el protagonista y una de las voces más fuertes de toda la historia. A través de sus recuerdos, y sobre todo de sus escritos, nos irá contando los sucesos previos a la masacre acontecida en su instituto: su grupo de amigos, la dinámica que había entre ellos y, sobre todo, cómo cada decisión que tomamos, cada cosa que hacemos, puede llevarnos a vivir la peor de nuestras pesadillas. Es difícil reseñar la historia sin soltar spoilers —aunque poso spoiler, en cuanto al final, puede haber cuando la historia trata precisamente de un tiroteo en una escuela—, pero voy a intentar hablar, por encima, de los puntos más fuertes del libro.
Uno de los mejores puntos que tiene, sin duda, son los personajes. No solo John como protagonista, sino el elenco completo. Personajes distintos entre sí, humanos, con sus cosas buenas y sus fallos, con sus fantasmas. Creo que es precisamente eso, sus emociones, cómo son y cómo van desarrollándose y desgranándose a medida que pasa la historia, lo que hace que sea más cruel, que sientas que esos personajes a los que estás leyendo en un papel podrían ser tus amigos. Y cuando te paras a pensarlo, desde luego, da mucho miedo.
Otro de los puntos importantes, fuertes y fundamentales que tiene esta novela es la sensibilidad con la que la autora va narrando la historia y, sobre todo, el tiroteo. Es importante, en una historia así, no frivolizar, no caer en el morbo y recrearse en las escenas, como en el terror o incluso en el misterio. Esta historia no es terror, no es misterio, sino que habla del horror, de cómo en un día tu vida puede cambiar por completo, o incluso acabar. Es una novela que necesita de una sensibilidad y un trato muy cuidadoso, y desde luego pienso que Alba ha lo grado dar con el punto exacto para hacer esta historia y conseguir que, al final, paremos a pensarnos en ella y en lo que ha sucedido.
Por supuesto, hay que destacar también su narrativa, que te va llevando por la historia, que te envuelve y hace que a pesar de ser un tema tan duro, no puedas dejar de leer. Consigue que quieras saber más, que te estremezcas y que empatices a la perfección con los personajes. Incluso con los secundarios a pesar de que el mayor peso de la narración lo tiene John y en primera persona. Desde luego, no será el último libro de Alba que lea, porque su narrativa ya me tiene encandilada.
En definitiva, sí, La flor de fuego es una novela dura, es una novela que hace que te duela lo más profundo del alma, pero es una experiencia por la que creo que hay que pasar. Es conseguir adentrarse en el interior de la mente de varios personajes, en una espiral de dolor para comprender lo que nuestras acciones, a veces, pueden llegar a desembocar. Para que veamos que las señales no hay que obviarlas. Es una novela que creo que hay que leer, y que aunque os haga sufrir, disfrutaréis desde el principio.
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